Si piensas en un encuentro de traductores, probablemente te venga a la mente una imagen de personas serias, sentadas alrededor de una mesa oval, hablando en torno a una presentación de powerpoint.
Pues te vas a sorprender mucho si vienes a ver qué traman estos del Club de los Traductores Suicidas, que nos proponen una sesión traduliteraria con recital y juego incluido
Pues te vas a sorprender mucho si vienes a ver qué traman estos del Club de los Traductores Suicidas, que nos proponen una sesión traduliteraria con recital y juego incluido
¿Cómo se presentan ellos mismos?
El Club de los Traductores Suicidas surgió
de la lectura de una novela de Stevenson y de las casualidades e
inquietudes de un grupo de amigos jóvenes (algunos estudiantes de
Traducción e Interpretación, otros de otras carreras, otros ya
licenciados) que necesitaban algo más de lo que les ofrecía la carrera.
De esto hace más de un año.
Repensamos
la traducción literaria desde la creatividad, desde lo social, queremos
liberarla del academicismo, de los prejuicios y de la soledad. No
renegamos de los ordenadores, pero nos gusta el tacto del lápiz y del
papel. Tenemos varios manifiestos y cuando dejan de sernos útiles en su
inutilidad, redactamos nuevos.
Nuestro objetivo es, en definitiva, jugar con lo que tradicionalmente se ha entendido como una actividad casera y solitaria, para así demostrar que puede tener una faceta social, experimental y divertida; convertir la traducción en algo eminentemente lúdico y subvertir las normas y reglas académicas que dictan sus procederes, aprendiendo durante el proceso de subversión.
Porque traducir es crear y no solo hablar idiomas, la formación del perfecto traductor suicida pasa por toneladas de lecturas. Porque traducir nunca es estar solo, el club quiere reivindicar la camaradería. Porque en la Universidad la traducción tiene reglas y no se lee, porque las bibliotecas son templos silenciosos, y un traductor ha de ser un ácrata muy ruidoso, tan escandaloso como los tacones de aguja de un travestí o el motor estropeado de una sierra eléctrica y tan ácrata como la desolación de la Quimera.
Nuestro objetivo es, en definitiva, jugar con lo que tradicionalmente se ha entendido como una actividad casera y solitaria, para así demostrar que puede tener una faceta social, experimental y divertida; convertir la traducción en algo eminentemente lúdico y subvertir las normas y reglas académicas que dictan sus procederes, aprendiendo durante el proceso de subversión.
Porque traducir es crear y no solo hablar idiomas, la formación del perfecto traductor suicida pasa por toneladas de lecturas. Porque traducir nunca es estar solo, el club quiere reivindicar la camaradería. Porque en la Universidad la traducción tiene reglas y no se lee, porque las bibliotecas son templos silenciosos, y un traductor ha de ser un ácrata muy ruidoso, tan escandaloso como los tacones de aguja de un travestí o el motor estropeado de una sierra eléctrica y tan ácrata como la desolación de la Quimera.
¿Cuándo?
Viernes 19 de Junio a las 21:00h
Entrada libre
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