23.3.18

Cementerio de La Almudena


No va a ser el primer cementerio del que se hable en este blog, y por supuesto no va a ser el último, pero no podía estar en Madrid y no visitar el cementerio de La Almudena, que con sus 120 hectáreas es el más grande de la ciudad (y uno de los más grandes de Europa).
Está situado en el barrio de Las Ventas y se construyó en 1884, al amparo de una ley municipal de 1868 según la cual los cementerios debían ser administrados por el ayuntamiento, eligiéndose estos terrenos por estar situados en aquel entonces fuera de la ciudad.
En realidad, la inauguración oficial fue en 1925, pero ya desde 1884 se habilitó un cementerio provisional durante una epidemia de cólera, lo que se hizo en los terrenos colindantes que luego quedaron incluidos dentro de la necrópolis.



El actual cementerio se divide en tres partes: la necrópolis, el cementerio original y la ampliación de 1955. Además del cementerio civil aledaño, del que luego hablaremos.

El acceso principal está precedido de unos jardines y un gran pórtico de estilo modernista con influencia neomudéjar.




Tras atravesar este pórtico, se accede a la necrópolis, con forma basilical de cruz griega. El centro está situado en una loma, a modo de cúpula, desde donde descienden varios círculos concéntricos, denominados mesetas.

Junto a la necrópolis, podemos encontrar los restos de la antigua tapia, que fue protagonista de una parte oscura de nuestra historia, los fusilamientos durante la Guerra Civil. 


Hacia el este se encuentra el cementerio antiguo, con enterramientos de finales del siglo XIX y principios del XX.



Fuera de los muros se encuentra el cementerio civil, que se inauguró para poder dar sepultura a una mujer que se suicidó, no pudiendo ser por ello enterrada en el cementerio católico. Este pequeño recinto acoge las tumbas de otras confesiones religiosas (anglicanas, judías, etc) y las de aquellos que o quisieron ser enterrados en el camposanto católico. Aunque también se encuentran algunas tumbas católicas entre ellas que aparecieron en décadas posteriores.



Lo mejor es deambular por las calles sin rumbo e ir descubriendo las maravillas escultóricas que esconde.



Este cementerio es además un filón para los mitómanos, ya que podemos encontrar las tumbas de muchos personajes famosos: Alcaldes de la ciudad como Tierno Galván, escritores como Pío Baroja, Benito Perez Galdós, artistas como Lola Flores y Antonio Flores o Lina Morgan,  políticos como Pablo Iglesias, Pi i Margall o La Pasionaria, científicos como Ramón y Cajal; y un largo etcétera de nombres conocidos.



Sin embargo, un paseo dentro de estos muros, termina por recordarte que al final los nombres y la fama sirven de poco, y que lo que de verdad importa es que cuando te vayas, te echen de menos.



30.12.17

Instrumental, de James Rhodes



Tras meses viendo el libro en la estantería del salón tenía tantas ganas de leerlo como miedo. Las pocas frases de su contraportada son como el cartel de Cuidado con el perro a la puerta de un jardín paradisíaco:

      Me violaron a los seis años.
      Me internaron en un psiquiátrico. 
      Fui drogadicto y alcohólico.
      Me intenté suicidar cinco veces.
      Perdí la custodia de mi hijo.
      Pero no voy a hablar de eso.
      Voy a hablar de música.
      Porque Bach me salvó la vida.
      Y yo amo la vida.

No tenía ni idea de quién era James Rhodes, no conocía su historia ni su existencia. No sé nada de música, y mucho menos de música clásica. Tal como me imaginaba, el libro me ha removido las tripas. Me ha angustiado, he experimentado sentimientos de dolor y tristeza, y sin embargo, no he dejado de pasar las páginas hasta acabarlo en unos pocos días.

Pero James no se limita a abrirse en canal y destilar recuerdos dolorosos, también contagia su pasión por la música, ha conseguido que escuche dieciocho piezas clásicas mientras leía sus páginas, que me entusiasmaran las historias de Chopin, Rajmáninov o Shumann (y sí, por supuesto, he tenido que buscar cómo se escribían sus nombres) y que sintiera deseos por primera vez en mi vida de asistir a un concierto de piano. 

La música cura, al menos con él ha funcionado. El resto, busquémonos las habichuelas, si la música no nos vale, tendremos que encontrar otra cosa. Pero la hay, siempre la hay. 

Instrumental
James Rhodes
Ed. Blackie Books (2015)

1.11.17

Catacumbas de Nápoles


Si hoy miramos hacia atrás, las costumbres y prácticas del pasado en torno a la muerte y los enterramientos nos parecen algo tan ajeno como incomprensible. Pero sin duda, conocer cómo concebían la muerte nos conduce a comprender también su visión de la vida y cómo ésta ha cambiado a lo largo de la historia. Y el barrio de La Sanità de Nápoles nos ofrece una oportunidad única para aprender sobre ello.


Este barrio situado fuera de la muralla y en una zona elevada, albergaba desde épocas griegas y paleocristianas diferentes cementerios que, aprovechando la resistente roca volcánica de la propia colina, excavaban en forma de cuevas.

Entre ellas, encontramos la peculiar catacumba de San Gaudioso, a la que se accede desde la Basílica de Santa Maria della Sanità. San Gaudioso fue un obispo del norte de África, que huyó de la persecución de los vándalos y se instaló en Nápoles, construyendo un monasterio en esta colina. A su muerte , fue enterrado en el cementerio del monasterio (entre el 451-453 d.C.), convirtiéndose a partir de entonces en lugar de culto.



Durante la Edad Media, la zona cayó en el abandono y el olvido, debido a deslizamientos de tierra y a los lodos del Vesubio que bloquearon las entradas y no fue hasta el siglo XVI que el viticultor que poseía estas tierras, encontró al ampliar su bodega subterránea una imagen de una virgen del siglo V-VI (es hoy la imagen de la virgen más antigua de la ciudad). Los terrenos fueron cedidos a los dominicos que construyeron un monasterio y reabrieron las catacumbas, ampliándolas e introduciendo un método de enterramiento insólito.

Este método especial se llamaba scolatura y consistía en introducir los cadáveres en unos nichos escavados en la roca en posición fetal para su drenaje. Debajo de los cuerpos había un vaso que recogía los fluidos durante el proceso de secado. Los schiattamuortos eran los encargados de empujar a los cadáveres que se iban hinchando durante la descomposición y agujereándolos para facilitar su drenaje. Es fácil imaginar que las insalubres condiciones de estas salas con decenas de cadáveres descomponiéndose, hiciera que estos schiattamuortos enfermaran con frecuencia. 
Cuando el proceso de drenaje finalizaba, los huesos del cadáver eran lavados y colocados en la sepultura de la catacumba. Por muy macabro que pueda parecernos, se consideraba un proceso de purificación, eliminando todo lo blando y perecedero, para llegar a lo duro e imperecedero, y estaba reservado sólo para los monjes y los nobles. 


Cantarelle o nichos para el proceso de scolatura

Los huesos de los monjes eran enterrados luego en tumbas excavadas en la sala donde estaba la tumba de San Gaudioso, una antigua cisterna romana. Los nobles, en cambio, eran colocados en una galería diferente que resulta la más llamativa y extraña. Las paredes de esta sala están decoradas con frescos donde podemos ver esqueletos ataviados con atuendos que representan la posición social del difunto. En el lugar donde se situaría la cabeza, encontramos unos agujeros en la pared en los que se colocaba el cráneo del difunto, mientras que el resto de los huesos eran colocados en las tumbas excavadas en la pared a cada lado de la galería. Las pinturas fueron realizadas por Giovanni Balducci, a cabo a cambio de ser enterrado en esta galería.


Murales con los huecos para los cráneos de los nobles


Además de San Gaudioso, en el barrio de La Sanità podemos encontrar otras dos catacumbas (San Severo y San Genaro) y el cementerio della Fontanelle, que completan una ruta necrológica.

La catacumba de San Genaro sorprende por su extremado tamaño, en comparación con las romanas (el techo del vestíbulo inferior llega a una altura de 6 metros). 


Vestíbulo del nivel superior

Su origen se remonta al siglo II, pero fue a raíz de acoger los restos de San Agrippino (primer patrón de Nápoles) que empezó a ampliarse, excavando nuevas galerías y salas, repartidos en dos niveles, dando la sensación de estar ante una ciudad subterránea. En algunas paredes pueden verse aún murales con símbolos paleocristianos.


tumba decorada con símbolos paleocristianos

El famoso cementerio della Fontanelle tiene su origen en el siglo XVI y durante el siglo XVII se destinó para los pobres de la ciudad (animes pezzentelles). En 1837 se trasladaron aquí los restos de todos los enterramientos que había dentro de la ciudad, por razones de sanidad. Como curiosidad, la costumbre que había hasta hace décadas, de adoptar un cráneo. La persona que adoptaba un cráneo se encargaba de limpiarlo y rezar por el alma del difunto. La cueva acoge hoy miles de cráneos y huesos apilados sobre las paredes.


Cementerio della Fontanelle. Fotógrafo: Jack Filippini

Estos tesoros se están poniendo en valor desde hace poco más de una década, en la que un grupo de jóvenes del barrio, desempleados y hartos de ver este patrimonio en el que se había invertido 1.200.000€ para abrirlo apenas unos meses y volverlo a cerrar, constituyeron una cooperativa y presentaron un proyecto al Ayuntamiento. Hoy en día, la cooperativa La Paranza gestiona las visitas a las Catacumbas de San Gaudioso, San Severo y San Genaro, así como al cementerio della Fontanelle. Una alternativa para la juventud de este barrio que es uno de los más afectados por el desempleo y la delincuencia de la ciudad.

Datos prácticos:
Entrada conjunta a San Gaudioso y San Genaro: 9 € (visita guiada en inglés o italiano)
Entrada al cementerio della Fontanelle: gratuita


15.10.17

WE ARE FAIR!




Se acerca la segunda edición de WE ARE FAIR!, la feria de arte emergente de Madrid organizada por Factoría de Arte y Desarrollo, que busca crear un espacio para el intercambio creativo en el entorno de las nuevas tendencias artísticas.

¿Qué habrá en esta edición?

La sección HERE WE ARE está dedicada a las galerías y colectivos artísticos que presentarán sus mejores propuestas:
Art Cuestion (Ourense)  
Artífices Cultura Integral (Málaga-Reino Unido)
Galería Movart (Madrid)
Hidden Gallery (Málaga)
La JUAN Gallery (Madrid)
Malakarte Gallery (Málaga)
Matraca Gallery (Málaga)
NewArt Gallery (Barcelona)
Asociación cultural ARTE-DESGENERADO (Madrid) 

En IT'S ME encontraremos a diferentes artistas que mostrarán sus trabajos:

Zita Ayala: L´Art de la Lumière Cachée (Francia)
Fersantis (Madrid)
Helena Zapke (Valladolid)
Iván Correa: In Somnis Veritas (Madrid)
Jaime De la Torre: Ánima (Badajoz)
Javialcuadrado (Madrid)
 ONID (Madrid)
Salvador Hernández Sánchez: El día después (Murcia)
Sonia Mcalles (Salamanca)
 #1366 (Madrid)
 Sol Felpeto: Picatsso Collection (Madrid)

En BLACK ON WHITE! el mundo editorial y del fanzine tendrán su hueco:

godArt (Madrid-Berlín)
Revista Madriz: Cielo (Madrid)
Yorokobu (Madrid)
Veo Arte en todas pArtes: Variaciones de una soledad (Online)



En SUSPENDed2 se han seleccionado 23 obras de una convocatoria abierta de propuestas, que en esta ocasión giraba en torno a la defensa de los derechos de los animales, en colaboración con Capital Animal

 


También podrás disfrutar de diferentes actividades durante la feria, como participar en un taller de Punkzines, conocer tu futuro con el Tarot del Arte, aprender cómo puedes convertirte en coleccionista, asistir a performances o animar a tus peques a que saquen el artista que llevan dentro. 

Precio de la entrada para los tres días: 5€ (3€ para estudiantes)
Lugar: Sala de Bóvedas del centro Conde Duque (C/ Conde Duque, 9. Madrid)

10.10.17

Andar sin ruido, de Carlos Frontera



Con el tiempo, los que amamos leer acabamos teniendo nuestra librería fetiche, y en Sevilla, la mía es sin duda La Casa Tomada (y eso que tengo mis amores muy repartidos entre libreros de alta gama). Pero en los talleres de escritura de Casa Tomada he pulido mi idilio con la literatura, ampliado horizontes y conocido a autores de tomo y lomo, a veces en papel, otras en carne y hueso.
Como es el caso de Carlos Frontera, que además de cuentista sin remedio, trilero de palabras y creador de pamplinas inteligentes en facebook, es profesor de talleres de relato en Casa Tomada y en Septiembre ha publicado Andar sin ruido, su primer libro con la editorial Páginas de Espuma.

Su estilo original, su inteligencia verbal, su humor tapizando historias grises y de las que duelen, hacen que en un mismo cuento rías y llores, tengas ganas de salir de casa corriendo en zapatillas para enseñarle el libro a todo el mundo y a la vez, planees guardarlo en un rincón de la estantería tras el Quijote de tapa dura para que no vuelva a provocarte convulsiones emocionales de tal calaña:

Un esqueleto es una colección de huesos, me explicó mamá, y todos juntos y ordenados forman un cuerpo. Al principio no lo entendí bien, porque las palabras a veces se quedan sin pilas y no llegan a tiempo. Menos mal que en casa tenemos un esqueleto y así es más fácil, hay una colección de huesos en la silla del comedor, y esa colección de huesos es papá. El esqueleto que es papá.

Carlos desmonta la realidad y la vuelve a montar a lo Cortázar, para que en lo inverosímil te des de bruces con verdades y personajes derrotados, como la viuda que bebe infusión de cenizas y duerme con la cabeza en el horno, o el hombre que colecciona la piel muerta de su pareja, ceniceros que no caen y desbaratan tu vida, perros azules que se instalan en tu sofá o educadores de abuelos desbocados al más puro estilo Cesar Millán.

Andar sin ruido.
Carlos Frontera.
Ed. Páginas de Espuma, 2017.


29.9.17

Arte urbano para revitalizar un barrio: La Sanità [Nápoles]


La Sanitâ es un barrio céntrico de Nápoles que desde el siglo III albergaba los cementerios de la ciudad y que durante el siglo XVIII se convirtió en zona para palacios de retiro de la aristocracia al contruirse aquí una residencia de descanso el rey Carlos VII de Nápoles (que luego fue Carlos III de España). Sin embargo, en el siglo XX este barrio se fue degradando y sus colinas y callejuelas se hicieron famosas por los altercados y crímenes de la camorra.
Por suerte, hay interesantes iniciativas para poner en valor La Sanità y luchar contra el desempleo juvenil y demás problemas sociales derivados.

Uno de ellos es el proyecto liderado por la asociación il Fazzoletto di Perle, que invitó a artistas urbanos para intervenir en el barrio.
El primer artista invitado fue el español Tono Cruz, que partió de un taller con los niños y vecinos del barrio, que culminó en el mural LUCE, en la fachada de una casa palacio, en el que utilizó sólo el color blanco para respetar la fachada y que representa la sonrisas de los niños del barrio iluminando el barrio como la luz de un faro.


El segundo artistas en participar fue el argentino Francisco Bosoletti que realizó la obra RESIS-TI AMO en la fachada de la basílica de Santa María della Sanità:


También es de Bosoletti la pintura negativa SPERANZA NASCOSTA, sobre la fachada del centro de personas sin hogar, en el que el rostro de una mujer anciana se hace visible al contemplarlo con un filtro, haciendo referencia a aquellos a los que no vemos aunque están delante de nuestros ojos.



El tercer artista invitado fue el chileno Mono González, que realizó un mural en el campanario de la iglesia junto al cementerio della Fontanelle, aportando color con un entramado florido con pequeños detalles escondidos para el público más observador que hacen referencia a la realidad del barrio.


El brasileño Alex Senna es el autor de esta obra a pocos metros de las de LUCE y RESIS-TI AMO, y aunque no he podido averiguar si está dentro del mismo proyecto, lo cierto es que cumple el mismo fin y que demuestra que en definitiva, el arte llama al arte:



23.9.17

Manual para mujeres de la limpieza, Lucia Berlin


Manual para mujeres de la limpieza es uno de esos libros con los que tienes que coger aire antes de enfrentarte a cada uno de sus 43 relatos.
Lucia Berlin (1936-2004) tuvo una vida truculenta y de montaña rusa que bien podría acabar contigo si careces de su habilidad para escupirla en palabras. Su infancia se repartió entre un pueblo minero de Alaska, la casa de sus abuelos en El Paso, Chile y México. También en EEUU vivió en varias ciudades, pasó por tres matrimonios y tuvo cuatro hijos. Añadamos a todo esto alcoholismo, problemas económicos, historia sentimental atormentada y empleos limpiando casas o de enfermera en urgencias y tenemos ingredientes suficientes para volverse loca o para hacer un buen libro, como es el caso.

Sus experiencias se reflejan en sus relatos, sin llegar a convertirlos en autobiográficos. Lucía cogía la realidad y tejía a partir de ella. Con un estilo directo y crudo, pero a la vez hermoso y hasta poético, sin dejar de lado el humor:

Las licorerías son pesadillas mastodónticas del tamaño de unos grandes almacenes. Podrías morir de delírium tremens antes de encontrar el pasillo del Jim Bean. La mejor ciudad es Alburquerque, donde en las licorerías  hay ventanillas para comprar desde el coche, así que ni siquiera te has de quitar el pijama. aunque tampoco venden los domingos. Si no me planificaba de antemano siempre era un problema a quién diablos podía pasar a ver para que me invitara a un trago fuerte.

Lucia dibuja de una forma especial a cada personaje, es una artista del boceto, con pocas frases te planta delante de uno de ellos con un desnudo integral, una visión a veces espeluznante, otras lastimosa. El retrato de su madre es quizás uno de los que te aguijonea más el corazón:
-No, incluso su sentido del humor era escalofriante. Las notas de suicidio que escribió a lo largo de los años, siempre dirigidas a mí, solían ser bromas. Cuando se cortó las venas,  firmó "Mary la Sangrienta". Cuando se tomó pastillas, escribió que prefería no intentarlo con una soga porque era demasiado lío. La última casta que me mandó no era divertida. Decía que sabía que yo nunca la perdonaría. Que ella tampoco me perdonaba por haber destrozado mi vida.

(...)
Después de que papá volviera de la guerra vivimos en Arizona y fueron felices juntos. Plantaron rosales y te regalaron un cachorro que se llamaba Sam. Mamá estaba sobria, pero ya no sabía cómo tratar con nosotras. Pensábamos que nos odiaba, cuando simplemente le dábamos miedo. Creía que éramos nosotras quienes la habíamos abandonado, quienes la odiábamos. Se protegía burlándose y tratándonos con desprecio, hiriéndonos para evitar que la hiriéramos primero.

Sólo hay que lamentar que la justicia a Lucia Berlin le haya llegado póstuma, ya que aunque en vida publicó algún libro y relatos en revistas, no fue hasta 2015 que la reconocida editorial estadounidense Farrar Straus and Giroux publicó esta recopilación de sus mejores relatos, situándose en pocas semanas entre los más vendidos y recibiendo alabanzas de las críticas literarias.

Manual para mujeres de la limpieza
Lucia Berlin
Ed. Alfaguara, 2016.

28.8.17

La Basílica inconclusa de Aníbal González [Sevilla]

A veces encuentras en una ciudad vestigios, no sólo de lo que una vez fue, sino de lo que pudo haber sido.  Paseando hace unos años por la zona de la Buhaira, en el barrio de Nervión de Sevilla, me llamó la atención el acceso poco convencional de un restaurante: escalinata y anchas columnas de ladrillo. Cuando llegué a casa comencé a investigar y descubrí que eran los restos de un proyecto inacabado: La Basílica de La Milagrosa, del arquitecto Aníbal González.

Desde 1910 existía una pequeña capilla en una casa de la calle Quevedo con una talla de La Inmaculada que era muy reverenciada por el pueblo, con fama de milagrosa. Se decidió entonces construir una basílica más acorde al gran número de fieles que iban a verla a diario.  El lugar elegido fueron los terrenos donados a los jesuitas de Huerta del Rey, en las afueras de la ciudad. La Compañía de Jesús quería construir en dichos terrenos la Basílica y junto a ella, un gran centro educativo. Encargaron el proyecto al arquitecto Aníbal González y comenzaron a recaudar donativos para su construcción.

Aníbal González hizo un primer proyecto en 1920, pero su falta de tiempo (estaba en esos momentos al frente de las obras para la exposición iberoamericana del 29) unido a la insuficiente financiación, hicieron que el proyecto se postergase.



Pero en 1926 Aníbal González dimite como director de la exposición en la que llevaba quince años trabajando por diferencias con el comisario regio que había nombrado por Primo de Ribera para acelerar las obras. Al año siguiente, retoma el proyecto de la Basílica de la Milagrosa en la que parece querer dar salida a su despecho por haber sido apartado de la exposición iberoamericana construyendo una basílica que competía en dimensiones con la mismísim
a Catedral de Sevilla.

Las medidas que se contemplaban en el proyecto eran muy similares a las de la Catedral: Dos torres en su fachada de 100 m de altura (frente a la altura de la Giralda: 97,5m), con una superficie de casi 10.000m2 (catedral: 11.520m2) y precedida de una plaza de 120m2 con un gran obelisco similar al del Vaticano. El estilo elegido por Aníbal González es el neogótico, que quizás para esa época estaba ya un poco anticuado, pero que fue muy bien aceptado por los sevillanos.



El elevado presupuesto hace que se descarte por el momento construir el centro educativo y se apueste sólo por la basílica, cuyas obras dieron comienzo en 1928. El 6 de Julio de ese año se colocó la primera pìedra, en un acto presidido por el Cardenal Ilundai y la familia real. En los días siguientes comenzaron las obras de cimentación, que justo acababan de terminar cuando el 31 de mayo de 1929 fallece Aníbal González.
Debido a su muerte y a problemas con la financiación, el proyecto queda de nuevo parado. No será hasta los años 40 que los jesuitas ponen el proyecto en manos del arquitecto Antonio Illanes del Río. Pero tras un presupuesto inicial, deciden construir únicamente el centro educativo (el actual Colegio Portaceli) y abandonar definitivamente el proyecto de la basílica.

La imagen de la Inmaculada puede verse hoy en la Iglesia de San Lorenzo.


En 2003 se construyó un restaurante en los cimientos abandonados de la basílica, respetando sus peculiaridades arquitectónicas, lo que le otorga esa peculiar y majestuosa entrada y una terraza rodeada de robustas columnas.

Desde arriba se puede apreciar fácilmente la forma de cruz latina y de la girola del templo que no llegó a ser.




Agradecimientos:
Fue una suerte encontrar los blogs de Sevillanadas y Postalesyfotosantiguasdesevilla, de donde pude sacar la mayor parte de la información para este post. En el segundo encontraréis muchas fotos antiguas que documentan su historia.



21.8.17

Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, D. Foster Wallace

David Foster Wallace
Algo supuestamente divertido que
nunca más volveré a hacer
Ed. DEBOLSILLO (2014)
Primera publicación: 1997
Cuando dos profesores de diferentes talleres de escritura te recomiendan a un mismo escritor, es que algo interesante tiene. Y Foster Wallace tiene mucho más que "algo".

En sus historias retrata la sociedad americana contemporánea: concursos televisivos, ejecutivos enchaquetados, pandillas de ética dudosa, intelectuales universitarios, etc.  Sus retratos, sus comparaciones y descripciones son directas, sin florituras, pero con un halo de crítica de lo absurdo (tanto hacia fuera como hacia dentro) entremezcladas con cuestionamientos filosóficos que te hace debatirte entre el rechazo, la compasión o la risa floja, pero que por encima de todo, te atrapa.

Estas tres emociones se iban sucediendo sin orden cuando leí su libro de relatos La niña del pelo raro y aunque en alguna que otra ocasión me quedaba mirando el libro con cara de -Wallace, estás jugando conmigo de mala manera- al final se lo perdonas todo, como a ese amigo que le gusta liarte y sacarte de tus casillas, pero que en el fondo adoras.

Mi segundo acercamiento a Foster Wallace ha sido con Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (1997), una recopilación de los artículos que escribió sobre su experiencia en un crucero de lujo, por encargo de la revista Harper's. Enfrentar la imagen idealizada que tenemos los que nunca hemos puesto un pie en uno de estos barcos de lujo con las descripciones de Foster Wallace es un ejercicio de diversión continua y no me resisto a poner aquí algunos ejemplos.

Al hablar de la actitud del personal de abordo: Sus Sonrisas Profesionales se activan como interruptores a mi paso. (...) Ya conocen esa sonrisa -la contracción enérgica del cuadro circumoral con movimiento cigomático incompleto-, esa sonrisa que no llega a los ojos del que sonríe y que no significa nada más que un intento calculado de adelantarse a los intereses del que sonríe fingiendo que le cae bien el objeto de la sonrisa. ¿Por qué los empresarios y gerentes obligan a los profesionales de los servicios a irradiar la Sonrisa Profesional? ¿Soy el único consumidor en quien dosis elevadas de esa sonrisa producen desesperación? ¿Soy la única persona que está segura de que el número creciente de casos en que gente de aspecto totalmente ordinario aparecen de pronto con armas automáticas en centros comerciales, oficinas de seguros, complejos médicos y McDonald's guarda alguna relación causal con el hecho de que estos lugares son centros notorios de difusión de la Sonrisa Profesional?

Sobre la limpieza de su camarote: El misterio es todavía más complejo e inquietante de lo que había pensado al principio, porque mi camarote es limpiado siempre y únicamente en los intervalos en que estoy fuera durante más de media hora. Cuando salgo ¿cómo pueden saber Petra o sus supervisores cuánto tiempo voy a estar fuera? Pruebo a salir del camarote un par de veces y volver al cabo de diez o quince minutos a fin de pillar a Petra in delicto, pero nunca está. Pruebo a dejar el camarote hecho un desastre, marcharme, esconderme en alguna cubierta inferior y luego volver a toda prisa al cabo de veintinueve minutos exactamente: de nuevo abro la puerta de golpe, pero ni está Petra ni nadie ha limpiado. Luego abandono el camarote exactamente con la misma expresión y llevando las mismas cosas que la vez anterior y esta vez permanezco escondido durante treina y un minutos y regreso: ahora no hay rastro de Petra pero el camarote 1009 está esterilizado, reluciente y hay un bombón en la almohada nueva de la cama. Sepan que examino con cuidado cada centímetro de todas las superfcies por las que paso durante estos experimentos: no encuentro cámaras, sensores de movimiento ni ninguna otra prueba que pueda explicar cómo lo saben. De forma que por el momento postulo que debe de haber un miembro especial de la tripulación asignado a cada pasajero que sigue todo el tiempo a este pasajero, usando técnicas extremadamente sofisticadas de vigilancia personal e informando de los movimientos de los pasajeros, de sus actividades y de la hora prevista de regreso al camarote al cuartel general de mantenimiento, o algo así.

Llama la atención el uso que hace de los pies de página, que invaden en ocasiones al texto principal, pero que más que aclaraciones se convierten en minirelatos paralelos que no puedes pasar por alto.

Wallace nos lleva de la mano a través de un teatro de sonrisas profesionales, limpiezas que rayan el neuroticismo, servilismo extremo del personal y un amplio programa de actividades protagonizado por pasajeros canosos y barrigones armados con cámaras fotográficas, gafas de sol y bermudas estampadas. A bordo del barco todo parece una representación bien ensayada que arranca aplausos y vítores, mientras Wallace no deja nunca que olvidemos que no es real, que sólo es un intento bastante bien logrado para que olvidemos nuestra mortalidad.

Lo curioso es que ahora estoy deseando subirme a un crucero y ver con mis propios ojos los inodoros succionadores, contar el número de toallas por hora que cambia en las hamacas el mozo de la cubierta 12, asistir al show de la noche del pasajero o ir dejando un reguero de migas de pan para ver cómo el asistente de camarero de mi mesa las va recogiendo una a una.



7.8.17

9 salas de exposiciones municipales ubicadas en edificios históricos [Madrid]

En Madrid existen un buen número de salas de exposiciones dependientes del Ayuntamiento. En cada distrito encontramos los diferentes centros culturales, pero las mejores salas son sin duda aquellas que se han ubicado en edificios de gran valor histórico y arquitectónico.

Estas localizaciones les confiere un doble atractivo: por un lado nos permite disfrutar de las diferentes exposiciones gratuitas que organizan, pero sobre todo, nos ofrece la oportunidad de conocer el interior de estos edificios, conocer su historia y su arquitectura, que de otro modo, probablemente hubieran acabado perdiéndose o al menos, cerrados al público.

Si quieres organizarte tu recorrido, pincha en el mapa, para ver la ubicación exacta de cada una de las salas.




Centro Centro (Pza Cibeles, 1). El Palacio de Cibeles se construyó a principios del siglo XX como sede de Correos, y viendo su embergadura, no es difícil entender que le llamasen la Catedral de las Comunicaciones. En 2003 pasó a manos del Ayuntamiento, y hoy es un gran centro cultural que acoge exhibiciones de gran calidad.
Matadero Madrid (pza Legazpi, 8). El complejo de naves del antiguo matadero de la ciudad es hoy una pequeña ciudad dedicada a la cultura y la creación. Además de otras muchas actividades, hay exposiciones en las salas Abierto X Obras, Central de Diseño y Centro Cultural La Casa del Reloj.


    Conde Duque. (C/Conde Duque, 11). Ubicado en el antiguo Real Cuartel de Guardias de Corps, alberga tres salas (Sala 1, Sala Sur, Sala de Bóvedas) para exposiciones relacionadas con la historia de la ciudad. También incluye el Museo de Arte Contemporáneo Portátil y otras instalaciones como Auditorio, Teatro, Salas de Ensayo, Biblioteca Histórica Municipal  y la  Hemeroteca Municipal.





    Centro Cultural Casa de Vacas. (Pº de Colombia s/n). Situado en una antigua vaquería de 1874, en el parque de El Retiro, que incluía un bar en el que la gente podía sentarse a beber leche recién ordeñada.



    Centro Cultural Galileo. (C/Galileo, 39). Se abrió en 1986, en el edificio de la antigua funeraria Galileo. Además de sala de exposiciones, también alberga el Teatro Galileo.




    Casa de La Panadería (Plaza Mayor). Llamada así porque en su planta baja se ubicó la tahona municipal (hoy sede del centro de turismo Plaza Mayor), mientras que la planta alta estaba reservada para disfrute de la Familia Real. Alberga exposiciones temporales en su Salón de Bóvedas (antiguas caballerizas de los panaderos).



    Sala El Águila. (C/ Ramírez de Prado, 3). Situada en la antigua fábrica de cervezas El Águila de 1914, compartiendo espacio con el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, el Depósito Legal y la Biblioteca Joaquín Leguina






    Sala Alcalá 31. (C/Alcalá, 31) Situada en el antiguo edificio del Banco Mercantil e Industrial, de 1943. Hoy en día acoge exposiciones de arte contemporáneo nacional e internacional.




    Fernán Gómez. Centro Cultural de La Villa (Pza de Colón, 4). Se construyó en el subsuelo de los Jardines del Descubrimiento en  1977, tras la remodelación de la plaza de Colón sobre el solar de la antigua Casa de La Moneda. Además de la sala de exposiciones, tiene dos salas para espectáculos (Sala Girau y la Sala Javier Poncela). Y también se ha usado como capilla ardiente para artistas como Lola Flores, Tony Leblanc o Rocío Jurado.