23.7.17

La Ranilla: De Prisión provincial a zona verde [Sevilla]


De prisión en la República, a prisión de presos políticos en el franquismo, para finalmente devolverse a la ciudad en forma de jardín conmemorativo, el parque de La Ranilla abrió sus puertas en 2016.

La cárcel de La Ranilla se construyó en Sevilla en 1933, durante la II República, al quedarse pequeña la cárcel del Pópulo del barrio del Arenal.
En la entrada un azulejo recibía con la frase "Odia el delito y compadece al delincuente", en sintonía con la reformas que introdujo la Directora General de Prisiones, Victoria Kent, con el objetivo de humanizar el sistema penitenciario, como fueron por ejemplo la mejora de la alimentación de los reclusos, la libertad de culto en las prisiones, la ampliación de los permisos por razones familiares, la creación de un cuerpo femenino de funcionarias de prisiones y retirada de grilletes y cadenas.

Por desgracia, este espíritu se hizo trizas durante el franquismo, y una cárcel que se diseñó para albergar a 300 reclusos hacinó a más de 3000, y se convirtió en escenario de palizas y asesinatos.
El módulo 3 pasó entonces a convertirse en el de los presos políticos, junto al módulo de presos comunes y al módulo de mujeres.
La cárcel estuvo en funcionamiento hasta 2007, aunque en los últimos años sólo albergaba a presos de tercer grado. 

Plano de la prisión, fotografiado en una exposición organizada
por el Ayuntamiento sobre la Prisión de La Ranilla

Los terrenos, propiedad de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios del Ministerio del Interior, fueron cedidos al Ayuntamiento de Sevilla (excepto dos parcelas que conservó para construir dos bloques de uso residencial...que por lo visto es lo que nace falta en el barrio, más bloques de pisos).

Sobre este gran solar se proyectó ubicar un centro cívico, la Jefatura de la Policía Local y un parque, para intentar paliar que Nervión sea el barrio con menos zonas verdes por habitantes de la ciudad.


El 14 de Enero de 2008 comenzó el derribo de la antigua prisión, y ese día nació el blog Diario de un derribo, en el que A. Aranda, vecino del barrio, documentaba desde su azotea la evolución de los trabajos. Lo que no imaginaba era que el blog sería testigo de 3.010 días hasta ver las puertas del parque abiertas. Debido a retrasos, incompetencias políticas y problemas con la constructora, las obras vieron pasar hasta tres alcaldes mientras los vecinos colocaban pancartas y carteles en sus ventanas (aún puede verse alguna de "Zoido termina ya el parque", que para mí es casi tan emblemática ya como la propia prisión).
Foto de Manuel Palma. Publicada en el blog Diario de un Derribo


El Centro Cívico comenzó a funcionar en enero de 2013, pero aunque su diseño es grandioso (el equipamiento del auditorio no tienen nada que envidiar a salas como el Lope de Vega), la escasez de presupuesto y la rigidez de la normativa local para el uso de centros cívicos, provoca que esté infrautilizado.

El parque sin embargo tuvo que esperar hasta abril de 2016 para que los vecinos pudieran por fin pasear por él. En realidad, el parque más que parque es un jardín conmemorativo (para llamarse parque, creo que sobra hormigón y falta césped).
Se ha conservado el pabellón de admisiones, que albergará un museo de la Memoria Histórica, y toda la planta del parque está diseñada en base al antiguo plano de la prisión (suelo de hormigón donde estaban cada uno de los tres módulos). Las palmeras y algunos árboles de los patios de la prisión también se han conservado y, donde estaba el módulo 3, el que fue módulo de los presos políticos, se ha contruido un pasillo de pérgolas que reproducen la estructura del módulo, tanto en altura, como en las medidas de las celdas o de la galería superior.


En el centro de este pasillo, han conservado una fila de las baldosas originales, a petición de uno de los antiguos presos, que recordaba cómo tenían que fregar esos suelos para poder disfrutar de visitas.

El diseño de fuentes desbordantes pretende recordar al arroyo del Tamarguillo que antiguamente pasaba a pocos metros y que tras su último desbordamiento en 1961 se decidió desviar. 



No me gusta llamarle parque, porque pienso que para hacer un parque no era necesario un presupuesto de casi 3,7 millones de euros. Para ser parque, como dije antes, le falta césped donde los niños puedan jugar a la pelota o la gente sentarse a disfrutar, en cambio sobra hormigón y estructuras ornamentales. Denominarlo Jardín Conmemorativo tiene más sentido y cuando por fin se abra el Museo de la Memoria Histórica (si se hace algún día) será de alguna forma, testimonio vivo de la historia de la ciudad.


2 comentarios :

  1. El Centro Cívico comparte diseño con el de Torreblanca, y ciertamente ambos cuentan con un auditorio estupendo e infrautilizado, sobre todo porque es más fácil hacer un acto para una Hermandad de Semana Santa (algo totalmente respetable) que un concierto, para el que de hecho necesitas un Seguro y todo... Ouch

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    1. Efectivamente Fran. Para usar las instalaciones tienes que por un lado, hacer una actividad que no implique pago alguno por parte de los usuarios/espectadores (ni siquiera una entrada simbólica u opcional) y por otro lado contratar un seguro a terceros que cubra el desarrollo de la actividad. No tiene mucho sentido que sea la asociación que está ofreciendo su actividad gratuita la que además tenga que hacerse cargo de un seguro que cubra por ejemplo que alguien se tropiece por las escaleras cuando estaba acudiendo a la actividad. Pero así está recogido en el reglamento municipal.
      Son demasiadas trabas para que las asociaciones lo utilicen. Esa normativa responde a los años en los que había dinero público para organizar cursos y espectáculos en los centros cívicos. Ahora pretenden que sean las entidades las que les den contenido, pero no creo que sea la forma adecuada de hacerlo.

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